Este año me he propuesto trabajar mi atención (plena), y foco, en aprender mucho sobre la energía que subyace a todo lo que se mueve (y lo que no se mueve) en el ámbito personal y profesional, ya que cada vez estoy más alineado con la idea de que todo es energía, vibración e información.
Pero no por pura curiosidad o comprensión conceptual, sino desde un punto de vista científico, práctico, útil, donde se pueda observar una mejora tangible en los resultados.
Estoy convencido de que si conocemos mejor cómo funciona el fluir de la energía, en todos los ámbitos de la vida que nos toca vivir, nos puede resultar muy útil para optimizar nuestra salud física, mental, emocional, psicosocial, profesional, económica, etc.
A estas alturas, ya sabemos que la materia es energía con una frecuencia de vibración concreta, que las emociones son energía con distintas frecuencias e información, que nos predisponen a determinados comportamientos adaptativos (al menos esa es su función evolutiva), que las palabras del diálogo interno y externo son energía capaz de activar y regular emociones, que la atención condiciona la experiencia subjetiva porque hace fluir la energía en una u otra dirección, etc.
Incluso la intención de la conducta condiciona el resultado de muchas de nuestras acciones porque altera la frecuencia energética de nuestra comunicación (verbal y no verbal), añadiendo información a la misma.
Aquello de «no sé cuál es su intención, pero hay algo que no me gusta» habla de esa información en forma de energía que somos capaces de percibir. Llámese intuición o marcador somático (Damasio, 1996).
En este sentido, la inteligencia emocional es la habilidad de percibir, usar, comprender y regular emociones (sensaciones de la energía corporal) y sentimientos (experiencia mental subjetiva) tanto en uno mismo como en los demás (Salovey & Mayer, 1990).
Por otro lado, el concepto del yin y el yang en la medicina tradicional china (MTC) es fundamental para comprender y diagnosticar los desequilibrios en el cuerpo humano a nivel fisiológico, emocional, mental, conductual y psicosocial.
La MTC se basa en la idea (ya demostrada) de que el cuerpo y la mente están interconectados y que la salud depende del equilibrio entre energías opuestas, pero complementarias, representadas por el yin y el yang, incluyendo las condiciones climatológicas o contexto en el que se desenvuelven las personas.
La dimensión Yin hace referencia a la energía que desactiva e inmovilidad, la noche, la quietud, la calma, abajo, introspectivo. De forma que la energía Yin puede estar relacionada con lo más sutil, oscuro, frío y pasivo.
La dimensión Yang hace alusión a la actividad, la acción, el día, la luz, el movimiento, la agitación, arriba, prospectivo. Es decir, representa aspectos más tangibles o materiales, como la luz, el calor, la actividad y la expansión.
Si nos llevamos este conocimiento al contexto organizacional a través de la aplicación de estos principios que promueven el equilibrio y la armonía en la interacción humana, podríamos comprender la eficacia del…
Equilibrio en la toma de decisiones.
Si la inteligencia emocional implica la capacidad de reconocer y gestionar las propias emociones y las de los demás, en la toma de decisiones, es crucial considerar tanto la lógica como las emociones.
Aplicando el concepto de yin-yang, las decisiones pueden ser más equilibradas al integrar elementos opuestos. Por ejemplo, equilibrar la toma de decisiones basada en datos (yang) con la consideración de las necesidades emocionales y motivaciones de los empleados (yin) puede generar decisiones más completas y aceptadas.
Equilibrio en el Liderazgo.
Los líderes emocionalmente inteligentes comprenden las emociones de su equipo y cultivan relaciones positivas. La empatía y la gestión efectiva de conflictos son componentes clave.
El equilibrio energético puede lograrse mediante la combinación de estilos de liderazgo más directivos (yang) con enfoques más colaborativos y empáticos (yin). Un líder equilibrado puede adaptarse a diferentes situaciones, creando un ambiente de trabajo armonioso y productivo.
Equilibrio en las prácticas culturales.
Fomentar la inteligencia emocional a nivel organizacional implica crear una cultura que valore la comunicación abierta, la resolución saludable de conflictos y el apoyo mutuo entre los miembros del equipo.
El equilibrio de energías puede reflejarse en la cultura organizacional al compensar la necesidad de metas claras y resultados (yang) con un enfoque en el bienestar y la satisfacción de los empleados (yin).
Una cultura equilibrada promoverá la productividad y la fidelización del talento.
En fin, queda mucho camino por recorrer, pero este es el enfoque que quiero imprimir este año en mis intervenciones en las empresas (conferencias, talleres, evaluaciones e intervenciones primarias o secundarias).
Ya que reconocer y gestionar emociones puede integrarse perfectamente con la dualidad yin y yang para crear un entorno empresarial más equilibrado, armonioso y efectivo.
Sígueme la pista si te interesa este enfoque para aplicarlo en tu empresa. Te va a salir bien y me lo vas a agradecer 😉.
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Referencias
Damasio, A. R. (1996). The somatic marker hypothesis and the possible functions of the prefrontal cortex. Philosophical Transactions of the Royal Society of London. Series B: Biological Sciences, 351, 1413-1420. https://doi.org/10.1098/rstb.1996.0125
Lopez Garrido, B. (2020). Medicina china y gestión emocional. Anaya Multimedia.
Salovey, P., & Mayer, J. D. (1990). Emotional intelligence. Imagination, cognition and personality, 9(3), 185-211.