Cómo aumentar tu inteligencia emocional en el trabajo: 4 prácticas

Cuando voy a las empresas a compartir con team leaders y otr@s responsables, cómo gestionar con inteligencia emocional a sus equipos para mejorar la motivación y los resultados, lo primero que me suelen pedir son cosas como:

  • Quiero que mi equipo tenga más iniciativa
  • Que confíen más en mí
  • Quiero que aporten más valor
  • Quiero que me escuchen con más atención
  • Quiero influir más

Luego llega la «decepción» cuando explico que para que tu equipo tenga más iniciativa, que confíen más en ti, que aporten más valor, que te escuchen, o que puedas influir más en ellos, primero tienes tú que tener más iniciativa (veremos de qué tipo), que le aportes más valor tú al equipo, que les escuches tú primero, que te dejes influir por ellos.

Es decir, lo primero que hay que hacer es aumentar tu inteligencia emocional intrapersonal, te guste o no.

Esto quiere decir que tienes que entrenar tu capacidad para comprender y gestionar tus propias emociones, cómo influyen en tu mente (y esta en aquellas), cómo te hablas, etc.

Y todo ello, puede mejorar significativamente tu bienestar y rendimiento en el trabajo, extendiendose a tu equipo y sus resultados.

Aquí tienes cuatro ejemplos sencillos para lograrlo:

Practica la atención plena

La atención plena, meditación de la atención (mindfulness) te ayuda a estar presente en el momento y a tomar conciencia de tus pensamientos y emociones sin juzgarlos. Dedica unos minutos cada día a la meditación o a ejercicios de respiración consciente (empieza por 5′ semanales y ve aumentando 5′ cada semana hasta llegar a 25′).

Puedes comenzar la jornada laboral con una breve sesión de respiración profunda, enfocándote en el aire que entra y sale de tus pulmones. Esta práctica te permitirá empezar el día con claridad y calma, y te ayudará a manejar mejor el estrés y las distracciones a lo largo del día.

Autorreflexión diaria

Dedica unos minutos al final de cada jornada para reflexionar sobre tus emociones y reacciones. Lleva un diario (mejor analógico, pero también puede ser digital) donde anotes situaciones que te hayan provocado emociones intensas y analiza por qué reaccionaste de esa manera.

Si te sentiste frustrado durante una reunión, escribe sobre qué estímulo desencadenó esa emoción (mirada, gesto, comentario, etc.) y cómo podrías manejarlo mejor la próxima vez. La autorreflexión te abre la comprensión de tus patrones emocionales y a desarrollar estrategias para gestionarlos.

Practica la autocompasión

La autocompasión implica tratarte con la misma amabilidad y comprensión que ofrecerías a un amigo. Si cometes un error en el trabajo, en lugar de castigarte con pensamientos negativos, reconoce tus sentimientos de frustración y date permiso para aprender de la experiencia sin juzgarte severamente.

Si una presentación de producto o servicio no salió como esperabas, di (mentalmente) algo como: «es normal sentirse decepcionado o frustrado, este es un paso más en mi camino de desarrollo». La autocompasión mejora tu resiliencia y tu capacidad para mantener una perspectiva positiva.

Usa las emociones para facilitar el pensamiento

Las emociones pueden ser una fuente valiosa de información y creatividad si se utilizan correctamente. Aprende a canalizar tus emociones para mejorar tu toma de decisiones y resolución de problemas.

Por ejemplo, si te sientes entusiasmado por un nuevo proyecto, usa esa energía positiva para explorar ideas innovadoras y motivar a tu equipo.

Del mismo modo, si te sientes ansioso por una presentación, permite que esa emoción te impulse a prepararte mejor y anticipar posibles preguntas. Utilizar tus emociones de manera consciente puede aumentar tu efectividad y creatividad en el trabajo

Con la práctica podrás ir más allá, de forma que podrás autorregular tus emociones para adecuarlas a la tarea que vayas a llevar a cabo según el tipo de cognición que necesites (ver los detalles, tener una perspectiva amplia, pensar de forma creativa, mantener una negociación, etc.).

Por ejemplo, para ver y analizar el detalle o buscar errores necesitas estar en calma, incluso con una leve tristeza. Sin embargo, para pensar de manera creativa en una negociación, o buscar soluciones, necesitarás un estado emocional de cierta alegría.

Ajustar o modular tus emociones te permite acercarte a los estados energéticos que facilitan los recursos cognitivos que más necesitamos para el éxito de cada tipo de tarea.

Desarrollar tu inteligencia emocional intrapersonal es un proceso continuo que puede transformar tu experiencia laboral, ayudándote a gestionar a tu equipo de forma que fluya la comunicación, la iniciativa, la confianza, el aporte de valor, la escucha y los efectos de influencia mutuos.

¡Empieza a practicar estos ejemplos hoy mismo y nota la diferencia!

Fuente imagen: Adobe Firefly

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Psicólogo Organizacional