Creo que no hace falta insistir, porque ya lo tenemos todos meridianamente claro, en la importancia y necesidad de desarrollar la habilidad de percibir, comprender, usar y regular las emociones propias y las de los demás (inteligencia emocional), tanto en el ámbito personal y profesional, nos guste o no.
También creo que queda bien claro, nos guste o no, que las competencias digitales son claves para poder interactuar en los entornos de trabajo actuales (aunque también en casi cualquier ámbito social).
Pues bien, la integración de las competencias digitales y emocionales, se ha dado en llamar «inteligencia emocional digital» (DEQ, por sus siglas en inglés, que parece más glamuroso 😋).
Ya sabemos ampliamente que la inteligencia emocional (IE) juega un papel central en nuestras vidas y está relacionada con múltiples resultados positivos, sea en la educación, las organizaciones, la salud o la sociedad en general.
En los estudios sobre la IE en la empresa, la evidencia científica pone de relieve su impacto positivo en la satisfacción laboral y en el comportamiento de ciudadanía organizacional (conductas prosociales de las personas trabajadoras), así como una influencia negativa o inversa sobre el agotamiento y el comportamiento laboral contraproducente (comportamientos antisociales de los trabajadores y trabajadoras).
Sin embargo, la comprensión actual de la IE no suele tener en cuenta el contexto digital en el que la mayoría de nosotros interactuamos, trabajamos y vivimos hoy.
Por eso es tan importante investigar cómo aplicar la inteligencia emocional en los entornos digitales para poder llevar a cabo una regulación digital inteligente de las emociones.
Wadley et al. (2020; 2022) investigan cómo se puede utilizar la tecnología digital para regular las emociones y cómo las tecnologías digitales pueden afectar a las emociones de las personas, enfatizando la relevancia del mundo digital y su importancia a la hora de moldear la forma en que experimentamos las emociones.
Es decir, que las competencias digitales y la IE se influyen mutuamente, ya que, por un lado, parece muy difícil experimentar de forma plena las emociones en el entorno digital sin tener competencias digitales; y por otro, la IE puede tener un fuerte impacto en las competencias digitales, especialmente a la hora de adoptar conductas online apropiadas y abordar cuestiones éticas.
Este artículo demuestra que la inteligencia emocional correlaciona positivamente con las competencias digitales y sugiere que la inteligencia emocional digital es diferente de la inteligencia emocional tradicional, aunque se necesita mayor investigación en este sentido.
Fuente: Audrin C. and Audrin B. (2023) More than just emotional intelligence online: introducing “digital emotional intelligence”.
Por otro lado, Leeuw, R. y Joseph, N. (2023), plantean que en la era digital actual, donde la comunicación se realiza principalmente mediante dispositivos tecnológicos, una mentalidad ágil (agile mindset 😋) no es suficiente para ser sostenible.
Dada la importante influencia del comportamiento humano en entornos ágiles (agile environment 😋), es común que las emociones entren en juego entre los miembros del equipo, particularmente cuando buscan hacer valer sus opiniones o perspectivas.
Tener inteligencia emocional digital (DEQ) es crucial para los componentes del agile team en la era digital actual, ya que les permite comprender las emociones de sus compañeros de equipo utilizando herramientas y tecnologías digitales.
Este estudio se centró en determinar la influencia recíproca para los miembros del equipo entre DEQ y una mentalidad ágil en un entorno ágil.
Los hallazgos revelaron que la intersección entre la mentalidad ágil y el DEQ es la autoconsciencia, que incluye aspectos tan importantes como el empoderamiento psicológico, la comunicación, la colaboración y el respeto.
Poseer una mentalidad ágil e inteligencia emocional digital en un entorno ágil tiene ventajas, que incluyen una colaboración virtual mejorada, una adaptación más rápida a las nuevas tecnologías, una mejor gestión de las distracciones digitales, un mejor enfoque en el cliente en los canales digitales y una mejor alfabetización en datos.
Como vemos, es crucial el desarrollo de la inteligencia emocional en el ámbito personal y profesional, muy especialmente en entornos digitales.
Afortunadamente, la inteligencia emocional es una habilidad que me resonaba mucho allá por el año 2011, hacia el final de mi licenciatura en psicología, por lo que la vida me llevó a indagar y a profundizar en ella, conformando el core de mis servicios. Tanto, que el doctorado que voy a llevar a cabo también irá en esta línea.
Desde que inicie mi nueva etapa como freelance en 2012, tras 25 años en el sector de las consultoras tecnológicas, tenía claro que mi expertise estaría relacionado con compartir, entrenar y desarrollar estas competencias emocionales a nivel individual y colectivo, acompañando en procesos de mentoring a profesionales con cargos directivos (CEOs, emprendedores, directores de producción, directores de marketing, directores técnicos, responsables de atención al cliente, etc.), por el impacto que tiene en su propio bienestar y desempeño, así como en el de sus equipos y el resto de la empresa.
A día de hoy, puedo constatar que no me equivoqué en el objetivo, no libre de problemas, obstáculos y oportunidades que me han retado a mí mismo en el entrenamiento y despliegue de estas competencias.
Si quieres desarrollar esta habilidad imprescindible hoy, pero necesitas más información sobre estos procesos de acompañamiento, puedes escribirme a contacto@juanpedrosanchez.com (estaré encantado de explicarte el proceso y la metodología que uso, sin ningún tipo de compromiso).
Fuente imagen: Adobe Firefly
Referencias
Audrin, C., & Audrin, B. (2023). More than just emotional intelligence online: introducing “digital emotional intelligence”. Frontiers in Psychology, 14, 1154355.
Leeuw, R. T., & Joseph, N. (2023). Reciprocal Influence between Digital Emotional Intelligence and Agile Mindset in an Agile Environment. Administrative Sciences, 13(11), 228.
Wadley, G., Smith,W., Koval, P., and Gross, J. J. (2020). Digital emotion regulation.
Curr. Dir. Psychol. Sci. 29, 412–418. doi: 10.1177/0963721420920592