A pesar de que llevamos mucho tiempo hablando por todas partes de inteligencia emocional y psicología positiva (términos tan manoseados que puede que se hayan desvirtuado), muy poca gente sabe en qué consisten realmente.
O se sabe a nivel teórico pero no ha permeado a nivel «neurofisiológico» (de cejas para abajo, como me gusta decir).
Y por lo tanto, no tiene ningún efecto real (material) en la vida de la persona que tiene el conocimiento.
Aunque es algo «normal», ya que la mayoría de las personas nos enfocamos en adquirir conocimiento y competencias sobre el funcionamiento de lo externo (tecnología, procesos, herramientas, etc..).
Y muy poco, o nada, en adquirir competencias sobre el funcionamiento de lo interno (mente, ideas, consciencia, emociones, sesgos, etc.).
Y da igual cuánto conocimiento y cuántas competencias técnicas tengas.
El conocimiento de lo externo es solo una parte de la ecuación del éxito en nuestra vida.
El otro factor para catapultar nuestro éxito personal y profesional es el conocimiento y las competencias de lo interno (autoconocimiento).
¿Conocimiento interno de qué?
De las ideas que impulsan emociones y emociones que impulsan ideas, en un circulo infinito, que te pueden estar atrapando en un zulo mental.
Y que, si no somos conscientes de ello, puede que desarrollemos «una especie de síndrome de Estocolmo«, por el que te identificas con la idea o emoción (aunque aquí no ha sido en contra de tu voluntad, o al menos no te has dado cuenta).
Por eso es fundamental aprender a tomar perspectiva y poder observar tus propias ideas o emociones para, de forma consciente, discernir si eso te resulta útil, funcional y adaptativo o todo lo contrario.
Entonces puedes empezar a ver y revisar las ideas que contiene tu mente sobre ti mismo/a (tu auto-concepto), las ideas que tienes sobre los demás (juicios y etiquetas sobre otros), lo que sientes respecto a ti (tu auto-estima) y lo que sientes respecto a los demás (tu sensación).
Entonces, y solo entonces, podrás apreciar con claridad los detalles abriendo la oportunidad de valorar en qué medida esos contenidos mentales (ideas, imágenes) y fisiológicos (emociones, sensaciones) están ajustados a la realidad (a los hechos observables, libres de opiniones y juicios).
También podrás observar con mayor claridad las ideas que te tienen atrapado/a en ese zulo mental (ideas como certezas absolutas que te envuelven) sobre tu propia capacidad para lograr algo concreto (auto-eficacia).
Abriéndose la opción de liberar un potencial que tienes maniatado por tus propias ideas-cuerda (reforzadas quizá por las de otras personas también atrapadas en su propio zulo mental).
Podrás ver con claridad que eso que sientes no es un defecto tuyo, ni un problema, sino información muy valiosa para seguirle la pista y descubrir los pensamientos que emergen de tu mente de forma automática o inconsciente.
Saber, de verdad, de una vez por todas, que existe una realidad objetiva que no podemos ver directamente, sino tamizada y coloreada por nuestros sentidos, educación, valores, expectativas, estados emocionales, motivaciones, cultura, etc.
Es decir, que existen tantas realidades como personas.
Darte cuenta de que tú también etiquetas cosas, personas y situaciones que te condicionan a la hora de interactuar con ellas según el significado que tenga para ti la etiqueta.
Revisar todos esos pensamientos y emociones, reflexionando sobre ellos cuando estemos serenos y tranquilos, para comprobar qué grado de veracidad tienen.
Y todo esto lleva trabajo, tiempo, dedicación, humildad, valentía, sinceridad, tranquilidad, paciencia…
Pero no más trabajo y dificultad que estudiar una (o varias) carreras universitarias o postgrados.
Así que, si has observado que avanzas con mucha resistencia (ya sea a nivel laboral o personal), o que te cuesta mucho avanzar, mira a ver si solo estas adquiriendo conocimiento de lo externo y te has olvidado del interno.
A mí me ha pasado eso.
Hasta que no he empezado, con determinación, a conocer mi propio mundo mental y emocional no he empezado a avanzar, especialmente en mi área profesional.
Y mira que me encantaba (y me encanta) adquirir conocimiento externo, pero era como si hubiese una pared invisible que me impedía progresar en lo real, lo material.
Cuando he hecho (y todavía sigo en ello) el trabajo de autoconocimiento me he dado cuenta de que esa pared era, principalmente, interna.
Antes pensaba que la culpa era de los demás (proyectaba mi insatisfacción), que querían fastidiarme, que no confiaban en mí, que no me valoraban, y mil acusaciones más.
¿Te resulta familiar esto?
Da igual si eres emprendedor, empresario, directivo, mando intermedio o trabajador/a…
Si tienes los conocimientos externos que necesitas pero encuentras obstáculos por todas partes…
Y tienes la sensación de tener que estar empujando, estirando o forzando las cosas constantemente,
La causa principal de tu falta de avance es interior, necesitas más autoconocimiento.
Aunque en una empresa el trabajo es mayor por el efecto multiplicador de la cultura organizacional (el contexto puede ser favorable o todo lo contrario) y por el número de personas que interactúan.
Pero solo es cuestión de darse cuenta y ponerse a trabajar codo con codo.
¿Y tú, dónde pones el foco de tu conocimiento? ¿Solo fuera, o también dentro?
*Si te interesa avanzar en este sentido visita mi página de servicio para saber más.
**Fuente imagen: Adobe Stock.