EMPRESAS QUE DESCUIDAN PERSONAS, ¿POR QUÉ «FUNCIONAN»?

screen_shot_2014-07-14_at_23-33-06-2No nos engañemos.

Existen muchas empresas de todos los tamaños que, a pesar de erosionar, desgastar e incluso quemar psicosocialmente (la mayoría de forma inconsciente) a sus colaboradores, venden, facturan, cobran y, por tanto, perduran en el tiempo.

Y aquí surge la pregunta del millón.

Si yo soy uno de esos empresarios o directivos a los que le va bien, económicamente hablando, ¿por qué debería cambiar mi forma de dirigir personas?

Y tampoco es que «maltrate» a las personas. En realidad, no hay mal clima de trabajo en mi empresa. Solo hay momentos «difíciles» un tanto desagradables, como en cualquier familia laboral. Nada más. «En todas partes cuecen habas».

¿Por qué…, esto de la psicología organizacional positiva (POP) qué es?

¿Una moda que vende felicidad enlatada y maquillada con promesas de interesantes mejoras en los beneficios económicos?

En cualquier caso, seguir las indicaciones de la POP me obligaría a introducir cambios a algo que ya tengo establecido (selección y gestión de personas, por ejemplo) que me está funcionando (con problemas pero funcionando).

Insisto, ¿por qué debería cambiar nada en cuestión de personas? Si ya me va bien.

Y no me digas que pregunte a mi plantilla o haga una evaluación psicosocial, porque la gente siempre se va a quejar. Siempre quiere más. Eso es normal.

Por mucho que digas tú o gente como tú (consultores, coaches y psicólogos organizacionales) el ámbito laboral es un entorno hostil en el que hay que competir ferozmente para ganar y que no te quiten «la merienda».

Y eso requiere mucha presión, rapidez, dinamismo, flexibilidad y trabajar mucho y duro. No hay tiempo para preguntar a la gente qué le duele.

Yo mismo duermo fatal y me tengo que tomar tranquilizantes musculares si quiero dormir algo.

Esta podría ser una reflexión-respuesta de cualquier directivo/empresario de cualquier Pyme española.

Mi reflexión-respuesta como psicólogo organizacional sería algo parecido a esto:

Comprendo perfectamente lo que estás diciendo porque yo he sido directivo y empresario.

Sé que el día a día es frenético con mucha frecuencia y que el dinero es la principal preocupación de la empresa (y lo que quita el sueño más a menudo) porque es la sangre.

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También sé lo que es vivir con estrés de día y ansiedad de noche.

Y también sé que el ser humano tiene una capacidad de adaptación brutal, llegando a trabajar en entornos poco favorables para su salud a medio y largo plazo con tal de poder sobrevivir a corto.

Por esta razón podríamos llegar a vivir la ilusión de que nuestros colaboradores están encantados de venir a trabajar con nosotros, y sin embargo estar muy poco alineados y comprometidos con nuestra cultura y valores porque se sienten «amenazados» a diario.

Si el dinero es la sangre de la empresa, las personas son la médula ósea que produce nuevas células sanguíneas.

Pero si miramos desde un punto de vista más aséptico o pragmático, el objetivo de la mejora en la gestión de personas no sería diferente que las mejoras que puedas introducir en materia de tecnología, por ejemplo.

¿Por qué o para qué ibas a invertir en un sistema de gestión CRM, Business Intelligence o ERP, si ya te va bien con el Excel?

Eso requiere introducir cambios, aprender nuevas habilidades. Y eso lleva tiempo. Algo que no tienes porque el día a día se te come.

¿Por qué o para qué ibas a invertir en nuevos procesos o metodologías productivas, si ya te va bien con tu forma de hacer de siempre?

Eso requiere introducir cambios, aprender nuevas habilidades. Y eso lleva tiempo. Algo que no tienes porque el día a día se te come.

¿Por qué o para qué ibas a invertir en la transformación digital de tu proyecto o negocio, si ya te va bien haciendo las cosas como toda la vida?

Eso requiere introducir cambios, aprender nuevas habilidades. Y eso lleva tiempo. Algo que no tienes porque el día a día se te come.

Pero hay un peligro que acecha en silencio; puede que ahora te vaya bien pero si no evolucionas tu empresa, poco a poco se irá quedando desfasada, obsoleta y fuera de mercado. Es el llamado síndrome de la rana hervida.

El motivo o motivos que subyacen a un cambio de gestión de personas es el mismo: hacer más productiva y competitiva tu empresa, adaptándola al nuevo entorno empresarial.

Y que cuando un día necesites remar a doble o triple velocidad no tengas ni que pedirlo, porque el compromiso de tu equipo será de tanta calidad que te harán volar.

Pero además, en lo que se refiere a la dirección de personas, tenemos un componente no solo pragmático o estrictamente económico, sino ético y social.

Una empresa tiene una responsabilidad social con su entorno. Y éste abarca también a las personas que emplea.

Personas y máquinas son diferentes por lo que requieren tratos diferentes. Curiosamente, a menudo, cuidamos mejor a máquinas que a personas, con la falacia mental de que las máquinas son más valiosas.

Sin embargo, una inversión en prácticas saludables tanto a nivel de empresa como a nivel de tarea, cultura y estilos de liderazgo es una inversión muy rentable, además de necesaria ética y socialmente, lo mires por donde lo mires.

El que el día a día se nos coma es síntoma, precisamente, de que hay que parar y ver dónde invertir en mejoras evolutivas para que tecnología y personas nos permitan la tregua semanal de parar, reflexionar y tomar cada vez más decisiones inteligentes.

No hacerlo sería como no parar a repostar gasolina al vehículo porque tenemos tantos kilómetros que realizar, que no tenemos tiempo.

La falta de comunicación, los comentarios de pasillo o en la máquina de café, la baja productividad, el absentismo, el bajo compromiso o la rotación del talento es el piloto rojo que se enciende en tu vehículo para avisar que se te recomienda una parada para repostar y/o hacer mantenimiento.

En tu mano está la decisión de hacer esa pausa y reflexionar sobre cómo mejorar tu estilo de conducción para que sea más rentable, o seguir haciéndolo de la misma forma, apurando el motor, los neumáticos y hasta la última gota de gasolina.

Si rompes o te sales, luego no le eches la culpa al coche. Sé humilde, asume tu cuota de responsabilidad para que no vuelva a suceder y vuelve a la carretera.

¿Y tú, sigues gestionando personas como siempre porque te va bien?

Fuente imágenes: google

portada-ebook2*Que tengas muy feliz verano. En septiembre volveré con más artículos.

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