Esta semana he estado en la radio tratando de aportar mi granito de arena a todas aquellas personas que se encuentran «perdidas» en esta vorágine de mundo que hemos co-creado entre todos (con mayor o menor responsabilidad).
Es un mundo que describe muy bien el acrónimo (en inglés), VUCA, acuñado parece ser por el ejercito estadounidense:
- Volátil
- Incierto
- Complejo
- Ambiguo
Y yo le decía a Palmira Benajas, la excepcional periodista que guiaba el espacio radiofónico, que a pesar de parecer imposible navegar en un mundo así sin «naufragar», es perfectamente viable (y más necesario que nunca) tomar las riendas de nuestro viaje (autoliderazgo).
Porque es muy triste hacer un viaje vital que pertenezca a otra(s) persona(s) (padres, amigos, profesores o sociedad en general) para descubrir hacia el final de nuestra vida que hemos estado trabajando en algo que no era «nuestro» y que, en realidad, nunca nos gustó mucho (o nada).
Por eso hablaba de «éxito» como el logro de mi objetivo (auténtico, no de cartón piedra), y «saludable» en su más amplio significado (a nivel físico, mental y social).
Porque un éxito que produce «daños colaterales», que hiere a uno mismo y/o a otras personas, que hace trampas, que miente, que toma impulso «pisando cabezas» o que, en general, va dejando «personas en la cuneta» a su paso, sería un «éxito tóxico» y por tanto punible.
Para mí, un éxito saludable es el único que puede ser sostenible y duradero en el tiempo, aunque tarde más en llegar y no esté garantizado al 100%.
«Si los malos supieran qué buen negocio es ser honrado, serían buenos aunque solo sea por negocio», Facundo Cabral.
Y daba 3 claves para iniciar el camino de tomar las riendas de la propia vida:
- Autoconocimiento (implica una gestión racional y emocional equilibrada)
- Formación (prepararse para potenciar nuestro talento)
- Acción (los resultados tangibles no llegan si no hacemos cosas)
1) Para conocernos es importante saber cuál es nuestro talento natural (predisposición genética hacia un tipo de inteligencia -o más de una-). Para ello proponía responder el cuestionario de inteligencias múltiples de Howard Gardner.
Además decía también que es importante conocer nuestras fortalezas, influyendo esto en nuestra autoestima y autoeficacia pudiendo llevarlas a la práctica de una manera más intencional y consciente.
Para esto proponíamos realizar el cuestionario «VIA» (Values in Action), de la Universidad de Pensilvania.
Por último, para desarrollar un autoconocimiento maduro es necesario «hurgar» en nuestros miedos y creencias irracionales, o limitantes, para reajustarlas.
Esto requiere un trabajo de paciencia, reflexión, humildad y valentía, algo que enseño a trabajar en mis talleres sobre inteligencia emocional.
2) Una vez que conocemos talento y fortalezas, es muy potente formarse en áreas relacionadas con ello.
Por ejemplo, si uno de mis talentos es la inteligencia lingüística e interpersonal (soy bueno en letras y me gusta trabajar con personas), estando entre mis fortalezas la paciencia, la perseverancia o la justicia probablemente potenciaré mi perfil estudiando Derecho, Psicología o Magisterio.
En cambio si entre mis talentos se encuentra la inteligencia espacial y entre mis fortalezas está la creatividad y el aprecio de la belleza quizá sea mejor para mí estudiar Bellas Artes o Arquitectura.
En cualquier caso es altamente recomendable ver los planes de estudio de cada carrera para ver si nos sentimos identificados en, al menos, el 80% de sus asignaturas, así como preguntar a alguien que ya se dedique a eso cómo es su día a día (comprobando que también nos identificamos).
3) Una vez formados (e incluso antes de terminar) es imprescindible la acción inteligente para que lleguen resultados. Acción en forma de colaboración con organizaciones sin ánimo de lucro relacionadas con nuestro ámbito, escribiendo un blog, asistiendo a eventos…
De esta forma te van conociendo otras personas, vas adquiriendo experiencia en el mundo real y construyendo tu marca personal.
[Tweet «Si nos formamos eternamente y no hacemos nada con ello, seremos unos «ilustres fracasados».»]
Ya finalizando mi intervención en la radio, decíamos que hay también 3 factores moduladores del éxito saludable:
- Objetivos realistas
- Las personas de las que nos rodeamos
- Nuestro colchón financiero
En cuanto a los objetivos realistas comentábamos que hay algunos que no lo son muy claramente (p.ej., querer ser policía local a los 50 años) y otros que parecen no ser realistas pero que emergen de falsas creencias (p.ej., estudiar una carrera a los 40 años), de ahí que haya que desarrollar el autoconocimiento.
En cuanto a los otros dos factores, pueden servir como aceleradores o ralentizadores de nuestro camino, aunque siempre dependerá de nosotros perseverar y llegar a nuestro destino no dejando que nada, ni nadie, nos haga desistir.
Podemos ir despacio, hacer zigzag, tomar un respiro…, no importa. Sin desistir llegaremos dónde queremos estar.
Por esto precisamente es imprescindible que sepamos realizar una inteligente gestión emocional, porque los obstáculos, los problemas y los vaivenes del camino influirán en nuestras emociones y por tanto en nuestras decisiones (conscientes o no) que darán lugar a comportamientos.
Para despedirme proponía un acrónimo que nos permita recordar las claves del autoliderazgo para un éxito saludable:
GEFA (Gestión Emocional, Formación y Acción).