Hace unos días, en una clase del Máster en Salud Mental en el Trabajo organizada por el Instituto de Seguridad y Bienestar Laboral, tuvimos el privilegio de tener como docente al Dr. Antonio Cano Vindel.
Una alumna le planteaba que todo lo que nos exponía para prevenir y abordar la ansiedad y el estrés en la empresa estaba genial, pero que en su empresa no había manera de hacer nada de eso (no tienen tiempo, no le llega la información, la gente va a la suya…).
Entonces, el Dr. Cano, contestó algo así como…
«Mira, aquí hay dos opciones, una es la España de Gila, aquello de -¿Oiga, es el enemigo? -¿A qué hora piensan atacar?, muy parecido a lo que tu comentas sobre tu empresa. Y otra muy distinta es tomarse en serio los problemas de ansiedad y estrés para abordarlos tal y como demuestra la evidencia. Quizá tengan que pasar 15 años más para que esto ocurra».
Eso me inspiró a escribir este post pensando en cómo lo haría el gran humorista Gila si hablase hoy sobre el estrés en el entorno laboral, con la idea de que, con humor, quizá podamos atravesar un poco más (y mejor) algunas barreras inconscientes sobre la necesidad de cuidar la salud en las empresas.
Evidentemente, Gila lo haría infinitamente mejor que yo. Pero en fin, ¡vamos allá a ver qué sale! (con la ayuda de la IA y la experiencia de un servidor).
—¿Oiga, es RRHH? Sí, mire, que le llamo porque aquí en la oficina hay gente con mucha ansiedad. Y se dedican a tirarse de los pelos casi todo el día (a veces los propios y a veces los de los demás).
—¿Ansiedad? ¿Seguro? Si ayer mismo pusimos fruta gratis en la sala de descanso…
—Sí, sí, pero dicen que no es suficiente.
—¿Y qué más quieren? ¡Si hasta trajimos un coach que les dijo que el estrés es una oportunidad!
—Pues no sé, pero aquí hay empleados que no duermen, que tienen taquicardias y que funcionan a base de benzodiacepinas.
—¿Y trabajan igual?
—Bueno, algunos ya han caído de baja…
—¿Pero han puesto buena cara antes de irse? Bueno, si eso, mejor llame al de prevención que para eso trabaja.
Bienvenidos a la gestión del estrés (con humor) en muchas empresas españolas.
¿Prevención? No, mejor un afterwork
Muchas empresas se quejan: «La gente está muy estresada, no aguanta nada». Pero, ¿qué hacen realmente para prevenirlo?
Algunos datos reales:
- El 45% de los trabajadores en España considera estar expuesto a algún factor adverso para su bienestar mental, siendo el estrés, la depresión y la ansiedad los problemas más frecuentes.
- El estrés laboral es la segunda causa de baja en Europa, y en España, el 37% de los empleados declara sufrir estrés, depresión o ansiedad causados por el trabajo.
- Un 60% de los españoles declara que el estrés afecta a su vida diaria, y 1 de cada 3 personas se ha ausentado de su puesto de trabajo por estrés en el último año.
Es fundamental comprender que el estrés no se soluciona con fruta en la oficina ni con un “¡vamos, equipo!”.
Cómo generar ansiedad en 5 sencillos pasos (versión empresa)
Si somos una empresa y queremos que nuestra plantilla esté al borde de un ataque de nervios, aquí tenemos unos consejos infalibles:
- Carguemos de trabajo, pero sin recompensa. Que el reconocimiento sea… saber que tienen trabajo.
- Convoquemos reuniones inútiles. Cuantas más, mejor. Que no quede tiempo ni para hacer su propio trabajo.
- Digámosles que el estrés es culpa suya. “Tienes que aprender a gestionar mejor la presión, Juan.”
- Implantemos una «cultura del alto rendimiento». Pero sin recursos, sin descanso y sin sentido común.
- Y cuando empiecen a caer como moscas… ofrezcamos sesiones de mindfulness. Que respiren hondo mientras siguen al límite.
Así, luego nos sorprenderemos de que haya bajas por ansiedad.
Cómo mantener el estrés a tope (versión trabajador)
No carguemos tintas solo hacia la empresa, porque los/as trabajadores/as también tienen su parte de responsabilidad. Así que, si somos empleados/as y queremos hacernos las víctimas, aquí tenemos unos trucos efectivos:
- Decir que estamos saturados, pero respondemos correos a las 11 de la noche. Luego que no nos extrañe que nos sigan escribiendo.
- No pedir ayuda. Mejor aguantar y luego explotar de golpe en una reunión.
- Decir que nos sentimos quemados, pero seguimos aceptando tareas que no nos corresponden.
- Crear dramas innecesarios. Hacer que un email neutro parezca una declaración de guerra.
- Nunca desconectar. Revisar el móvil en vacaciones. Si no nos agobiamos, no somos buenos profesionales.
Sí, la empresa tiene que cuidar a las personas, pero los/as trabajadores/as también tenemos que aprender a cuidarnos.
¿Y la picaresca? No, no me he olvidado
—¿Oiga, es el médico de la mutua? Que me duele la espalda y estoy fatal, necesito una baja.
—Sí, claro… espere, ¿qué es ese ruido de fondo?
—Eh… Nada, nada, es la clase de zumba.
Y es que hay bajas justificadas… y luego está la picaresca española.
Algunas «perlas» que seguramente hemos escuchado o visto todos en algún momento:
- El que no puede trabajar porque le duele la espalda… pero luego se le ve levantando pesas en el gimnasio.
- El que dice que está con depresión y estrés… y a las 48 horas aparece bronceado en un chiringuito.
- El que está tan mal que no puede ir a la oficina… pero para salir de fiesta sí le da la energía.
El problema es que estos/as «espabilados/as» no son conscientes (o les da igual) de que generan desconfianza y suspicacias en perjuicio de quienes realmente necesitan ayuda.
Porque claro, cuando una empresa ha visto demasiadas «bajas estratégicas», lo siguiente que hacen es poner en duda a todo el que pida una. Y así, al final, pagan justos por pecadores.
Sin embargo, creo que es mucho más rentable (e inteligente) cuidar a las personas (aunque se cuele algún «espabilao») que descuidar a las personas para que no se cuelen los «listos».
Es como en esos supermercados que no ponen vigilacia en algunas de sus tiendas, porque soportar los hurtos que sufren les resulta mucho más económico que pagar un vigilante. ¿Me explico?
Como dice el gran Fidel Delgado, hay que tener un «presupuesto para timos» y así evitar males mayores.
La solución: menos excusas, más prevención (y sentido común)
Si en la empresa no nos interesa tener empleados quemados, no debemos quemarlos.
¿Demasiada carga de trabajo? Revisémosla y ajustémosla, por el bien de todos.
¿Managers sin habilidades emocionales? Formémosles en liderazgo positivo y hagamos seguimiento de su evolución (y cambiemos su rol si es necesario), pero no demos charlas de motivación sin más.
¿Gente con ansiedad? Actuemos antes de que se nos vayan (sobre todo los mejores).
Si cuidas a la gente, la gente cuida de la empresa.
Por supuesto siempre hay excepciones, pero si ignoras la salud de las personas lo que vas a necesitar no es prevención, sino un buen camión de billetes para pagar las pérdidas por sustitución de empleados clave.
Así que la próxima vez que alguien diga “la gente está muy estresada”, en lugar de buscar culpables, busquemos soluciones… ¡pero de verdad, no de postureo!
Y tú, ¿conoces también alguna empresa que sea como un sketch de Gila?
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