Hoy en día, es cada vez más importante ser una empresa «data driven«, es decir, tomar decisiones basadas en datos.
Y eso está genial, porque los datos son clave (siempre que que reflejan, fielmente, la realidad de la empresa).
Saber medir productividad, ventas, ganancias, pérdidas, rotación, absentismo o desempeño es fundamental.
Sin datos, gestionamos a ciegas.
Pero aquí va una pregunta incómoda.
¿De qué sirven los datos si ignoramos lo que no se puede meter en una hoja de cálculo?
Por que… ¡los datos no lloran, pero las personas sí!
¿Qué quiero decir con esto?
Pues que puedes ver en un dashboard que la rotación ha subido un 15%, pero eso no te dice cuántas salidas se deben a un mal liderazgo del que nadie se atreve a informar.
Puedes ver, por ejemplo, que el nivel de «engagement« está en verde, pero eso no significa que la gente no esté quemada por dentro.
El problema no es la medición, sino lo que decidimos medir y lo que ignoramos.
Porque hay cosas que no caben en una celda de Excel al uso:
- Confianza
- Seguridad psicológica
- Energía del equipo
- Propósito
- Estilo de liderazgo
- …
… Y aquí es donde muchas empresas fallan. Creen que si algo no se puede medir, no importa.
Y esto se agrava todavía más cuando la empresa solo tiene un propósito: ganar dinero.
Porque ¡ojo!, el dinero no es un propósito, es una necesidad. Igual que respirar no es el propósito del ser humano, pero sin respirar no podemos sobrevivir.
Entonces, podemos hacer una distinción clara:
✅ Ganar dinero cuidando a las personas implica equipos con alta energía positiva, creatividad, innovación y compromiso a largo plazo.
☠️ Ganar dinero descuidando a las personas implica rotación constante, desgaste emocional, absentismo, quizá productividad a corto plazo pero un tsunami de problemas después.
No podemos gestionar personas como si fueran meros números.
Si nos obsesionamos con métricas sin alma, perdemos lo más valioso, las personas que generan los resultados.
Y aquí es donde entra el factor clave.
La inteligencia emocional de los managers.
Porque al final, la base de una empresa con alma no es solo el Excel ni el CRM, sino un liderazgo humanista.
Managers que:
✔️ No solo midan productividad, sino que sepan dirigir cuidando la salud mental de su equipo.
✔️ No solo hablen de engagement, sino que generen confianza real.
✔️ No solo busquen talento, sino que sepan fidelizarlo, cuidarlo y hacerlo crecer.
Sí, los datos importan, pero sin tener en cuenta otros aspectos más intangibles, como la inteligencia emocional de los managers, nos olvidamos de la realidad humana.
Es decir, la obsesión por lo «medible» hace que ignoremos lo intangible, que es precisamente lo que mantiene a la gente comprometida, motivada y con ganas de quedarse.
No todo lo que cuenta se puede medir, y no todo lo que se mide cuenta.
Así que si somos «una empresa data driven«, es importante preguntarnos qué estamos midiendo… y qué estamos ignorando.
De lo contrario, nuestra empresa puede que gane dinero durante un tiempo pero se irá quedando vacía… de talento.