EMPRENDEDOR, ¿SABES DIGERIR TU ENSALADA DIARIA DE EMOCIONES?

ensalada-de-frutasVivimos un cambio de época en el que muchas personas se están planteando la opción de emprender un proyecto, negocio o empresa como medio para ganar dinero y pagar facturas.

Otros profesionales, como yo, hemos iniciado hace no mucho ese camino y trabajamos cada día con el objetivo de llegar lo antes posible al punto de equilibro de nuestro negocio o «de apalancamiento cero», tratando además de disfrutarlo.

Dependiendo del tipo de proyecto o negocio, su diseño, planificación y ejecución tendrá una u otras características propias. Puede también que usemos alguna herramienta tipo Canvas para definir el modelo de negocio.

Además, es muy importante que el proyecto esté lo más alineado posible con tu talento, fortalezas y habilidades, ya que esto incrementa enormemente las posibilidades de éxito.

Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que todo este trabajo de diseño, planificación, pruebas y puesta en marcha es tarea que incumbe al sistema racional e intelectual de nuestro encéfalo.

Ahora bien, por muy bien diseñado y planificado que esté nuestro proyecto, nada ni nadie garantiza su éxito.

Por el camino van a ir surgiendo problemas y obstáculos no previstos, se romperán los timing planificados, clientes, proveedores y colaboradores tendrán comportamientos que interferirán en nuestros planes…, etc., etc.

Y con ello aparecerá delante de nosotros un buen plato de ensalada de emociones a masticar y digerir (ansiedad, rumiación, entusiasmo, tristeza, miedo, alegría, frustración, rabia…), como complemento del plato fuerte, una buena ración de incertidumbre, aderezada a menudo con redoble de tambores cada vez que aparece una oportunidad de crecimiento.

Dependiendo del entrenamiento y maduración de tu sistema digestivo, comer a diario este tipo de platos tendrá unos efectos u otros en tu cuerpo a corto, medio y largo plazo.

Si tu sistema digestivo empieza por no aceptar y/o tragar a medio masticar cada bocado pasando, por alto la información nutricional que contiene, los efectos serán más parecidos a un dolor de cabeza, insomnio, comportamiento impulsivo, contractura muscular, irascibilidad, agotamiento, jornada interminable, sensación de no avanzar…

¿Te suena? ¿Cuál es la mejor forma entonces de ingerir este tipo de platos que se nos presenta a los emprendedores?

En primer lugar, tomando conciencia y aceptando que tanto el plato central (incertidumbre) como la ensalada emocional es el menú habitual de un emprendedor, y por tanto cada día se servirá en nuestra mesa, queramos o no.

Ahora bien, un día tendremos unas ensaladas emocionales más agradables que otras. No hay problema, todas son comestibles y saludables.

Por tanto, no solo es posible «disfrutar el menú» sino que es la opción más inteligente que podemos adoptar. Por el bien de nuestra salud y nuestro negocio.

Y esto es algo de lo que se han hecho conscientes numerosos emprendedores que han conseguido superar estas «digestiones» de manera saludable, como Javier Megias.

Esto nos llevará a filtrar racionalmente la información emocional que contenga el plato. De forma que si determinado tipo de emoción está pidiendo un descanso y/o una reflexión, nos beneficiaremos de esa llamada inteligente.

Así, puede que otro ingrediente emocional contenga información del tipo «esta colaboración no te conviene». Será vital darse cuenta a tiempo.

Porque te recuerdo que la emoción es física, aparece y se nota en el cuerpo. No tiene nada que ver con la experiencia mental subjetiva que se llama sentimiento, la etiqueta verbal que ponemos a la emoción.

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Para detectar estos mensajes emocionales nuestro cuerpo va dotado de serie con unos sensores inteligentes, que el neurocientífico Antonio Damasio llamó «marcadores somáticos».

Si no entrenamos la habilidad de leer e interpretar correctamente las señales que provienen de estos marcadores somáticos es muy probable que tomemos peores decisiones y además somaticemos las ensaladas emocionales, enfermando de algún modo.

Y es que es bien sabido que una emoción intensa y recurrente, no regulada, se imprime en nuestra biología alterando el funcionamiento del organismo.

Es muy habitual, por ejemplo, que nuestro cuerpo diga «necesito dormir más o con mayor calidad» cada día que nos duele la cabeza, tenemos la sensación de embotamiento y/o estamos irascibles o extremadamente sensibles a la crítica.

¿Y cómo se entrena esta habilidad?

Con los recursos que nos proporciona la «Inteligencia Emocional», que no es otra cosa (en su vertiente intrapersonal) que entrenar la autoconsciencia y autoconocimiento para procesar inteligentemente la información que produce nuestro cuerpo y mente en interacción constante (La Palanca del Éxito SL, Kolima 2016).

Por ejemplo, una intensidad emocional elevada (tanto en positivo como en negativo) nos puede llevar a tomar acciones impulsivas que pueden tener consecuencias negativas a medio y largo plazo.

Y una intensidad emocional demasiado baja (en positivo y en negativo) nos puede llevar a tomar acciones tardías o, incluso, paralizarnos o no ver oportunidades.

Todo esto y mucho más lo explico de forma amena y sencilla en La Palanca del Éxito, SL. Activa tu inteligencia emocional y relánzate (disponible en papel y formato ebook) a través de una historia inspiradora y una guía práctica.

Puedes aprender más sobre inteligencia emocional aplicada al ámbito laboral, subscribiéndote a este blog (además recibirás gratuitamente el ebook «Consejos para un Liderazgo Saludable en la nueva era empresarial») y/o siguiéndome en Twitter, Facebook o LinkedIn.

¿Y tú, sabes masticar y digerir tus ensaladas emocionales?

Fuente imágenes: Google.es

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Psicólogo Organizacional