Del ego a la consciencia, un freno a la entropía de las empresas

El premio Nobel, Ilya Pigogine, dividió los sistemas del mundo en dos categorías: abiertos y cerrados.

Tanto en sistemas abiertos como cerrados se da el fenómeno conocido como «entropía», la tendencia natural hacia el desorden de cualquier sistema, ya sea abierto o cerrado.

Aunque la entropía se manifiesta tanto en sistemas abiertos como en sistemas cerrados, su comportamiento y evolución pueden variar según el tipo de sistema.

La entropía corresponde a la segunda ley de la termodinámica.

Un sistema cerrado puede intercambiar energía con su entorno, pero no intercambia materia, por lo que la entropía tiende a aumentar con el tiempo.

Un sistema abierto intercambia tanto energía como materia con su entorno.

En un sistema abierto, la entropía también puede aumentar o disminuir, pero no está tan estrictamente limitada como en un sistema cerrado.

Sin entrar a complicar más el planteamiento con temas tan complejos, se me ocurre que podemos considerar al EGO HUMANO como un sistema cerrado que actúa en forma de resistencia, negación, deseo insaciable o insatisfacción crónica, aislando a la persona en su mundo, impidiéndole u obstaculizando el acceso a una perspectiva más amplia de ideas y retroalimentación con otros sistemas (p. ej., otras personas), lo que conduce a un estancamiento personal y profesional, que lleva cada vez a mayor desorden o caos.

No sé si conoces a alguien o te ha pasado.

Por tanto, este ego, como sistema cerrado impide el crecimiento, limitando la capacidad de adaptarnos y evolucionar hacia un estado de mayor armonía con subsistemas y suprasistemas del entorno.

Por otro lado, la CONSCIENCIA HUMANA se asemeja más a un sistema abierto, que permite intercambiar de forma más fluida energía y materia con su entorno (conductas como aceptar, soltar, recibir, dar), lo que lleva a una mejor y mayor adaptación y aprendizaje, así como a un equilibrio de la tendencia al desorden.

Una persona consciente está abierta a nuevas perspectivas, mejora continua y se adapta a los cambios (fluye con ellos sin mucha resistencia), lo que disminuye la entropía en su vida personal y profesional.

Y, por supuesto, llevado a la empresa también podemos extraer de este símil algún aprendizaje, viendo lo que ocurre en cualquier organización, según predominen los sistemas cerrados o abiertos.

Por ejemplo, en un equipo de trabajo, departamento, área u organización, los líderes o equipos con una mentalidad de sistema cerrado (actúan, básicamente, desde el ego) limitan el flujo de ideas y la innovación, ocasionando un ambiente de trabajo rígido y poco adaptable que tiende cada vez más al desorden o caos.

Es la denominada «entropía en la empresa». No sé si conoces alguna empresa así o has conocido.

La entropía en la empresa se puede definir como la medida del grado en que una empresa se aleja de su estado óptimo de funcionamiento, caracterizado por la eficiencia, la productividad y la estabilidad.

Son síntomas claros de entropía en la empresa los famosos «silos» o «reinos de taifas», que terminan impactando negativamente en toda la organización.

En contraste, los managers con una mentalidad de sistema abierto (más conscientes) fomentan un entorno dinámico y colaborativo, donde las ideas fluyen y el equipo se adapta, crece y prospera, reduciendo la entropía o desorden natural al que todo sistema tiende si no se hace nada para compensarlo.

La diferencia en los resultados es clara: los sistemas abiertos conducen a organizaciones más resilientes, innovadoras y exitosas.

¿Dónde está la diferencia entre llevar a cabo comportamientos derivados del ego respecto a comportamientos derivados de la consciencia?

De esta forma, el mecanismo en un sistema cerrado (ego) es del siguiente:

  • Suelen predominar las ideas de escasez (esquemas mentales «yo gano-tú pierdes», «tener, retener y amontonar», «qué puedo obtener», etc.) y de separación (creer que somos entes aislados), aunque también puede dar lugar a idealizaciones (ideas caramelizadas) de logro o ambición desproporcionada (apego obsesivo).
  • Estas creencias dan lugar a emociones como el miedo y sus derivados (desconfianza, envidia, celos) en el primer caso, o emociones como el deseo insaciable de conseguir algo o a alguien.
  • El miedo empuja a comportamientos de protección, defensa, cierre y paralización. El deseo desproporcionado o apego empuja a comportamientos de logro a cualquier coste.

¿Se comprende así el comportamiento de personas y organizaciones como un sistema cerrado o egoico? Claro, está totalmente alineado con el sistema de pensamiento y su resorte emocional.

Creo que también se puede comprender por qué tienden a tener problemas cada vez mayores a su alrededor. Porque las ideas que tienen quizá se corresponden con una realidad muy diferente que choca o tiene altos niveles de fricción con ella. Puede que se consiga, pero habrá mucho sufrimiento por el camino y no será sostenible probablemente.

Sin embargo, en un sistema abierto o consciente (más alineado con el presente) suelen predominar ideas de abundancia (esquemas mentales «yo gano-tú ganas», «recibir y dar», «qué puedo aportar», etc.) y de unidad (somos entes interdependientes que conformamos un todo).

Esta forma de pensar da lugar a emociones como el amor (oblativo) y sus derivados (confianza, empatía, generosidad) que movilizan comportamientos de comunicación, colaboración, apertura y exploración.

Cabe aclarar que el amor oblativo se refiere a un tipo de amor que se caracteriza por ser desinteresado, generoso y dedicado al bienestar del otro, sin esperar nada a cambio (aunque, paradójicamente, es cuando más obtenemos de los demás).

Pero ¡ojo!, no se trata de blandenguería o ñoñería, ya que al ser una emoción alineada con la consciencia también tiene en cuenta a sí mismo y no se autoperjudica.

En este tránsito del ego a la consciencia tenemos ejemplos como el método de negociación de Harvard centrado en identificar y satisfacer los intereses de las partes involucradas, en lugar de enfocarse en posiciones, con un modelo ganar-ganar. Aunque apenas se use porque nos saca de nuestra «zona de confort».

¿Se comprende así el comportamiento de personas y organizaciones como un sistema abierto? Claro, está totalmente alineado con el sistema de pensamiento y su resorte emocional.

Espero que te haya sido de utilidad esta publicación para comprender determinados comportamientos en la empresa que, aparentemente, parecen ilógicos a ojos inexpertos.

Estos aspectos complejos de la conducta humana, también los escenifico a través de charlas y conferencias motivacionales 3D (dinámicas, didácticas y diferentes).

Y a la gente le encanta, según me dicen, porque se sienten identificados, obteniendo la comprensión necesaria para poder iniciar un cambio significativo (tras una evaluación y planificación adecuados).

El 4 de octubre, si no pasa nada, tendré la fortuna de poder escenificar un ejemplo de entropía en la empresa durante los Premios Prevencionar (Oviedo)

Si quieres verlo y escucharlo en tu propia organización en este formato 3D, puedes escribirme a contacto@juanpedrosanchez.com

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Psicólogo Organizacional