En muchas empresas se cree que «más presión = más productividad», pero la realidad es bien distinta.
La Ley de Yerkes-Dodson (1908) nos enseña que el rendimiento sigue una curva en forma de U invertida:
📉 Muy poca activación → desmotivación, aburrimiento, bajo compromiso.
🎯 Activación óptima → alto rendimiento, motivación y foco.
📈 Demasiada activación → estrés, ansiedad, errores y, finalmente, burnout.
La gran pregunta es: «¿Y cómo sé en qué punto está mi equipo?»
Determinar el punto óptimo de activación en tu equipo, según la Ley de Yerkes-Dodson, puede ser complejo debido a las diferencias individuales y contextuales.
Puedes utilizar herramientas o estrategias para evaluar y ajustar los niveles de estrés y rendimiento como las evaluaciones psicosociales o las encuestas de clima, validadas psicométricamente.
En cualquier caso, te dejo aquí 3 pistas clave, basadas en comportamientos observables del equipo, que te pueden orientar:
🔎 1. Nivel de energía y actitud diaria:
✔️ Óptimo: Personas activas, con energía estable.
❌ Muy bajo: Apatía, falta de iniciativa.
❌ Muy alto: Agotamiento, irritabilidad.
🔎 2. Calidad de la comunicación y la toma de decisiones:
✔️ Óptimo: Conversaciones fluidas, se analizan los problemas con claridad.
❌ Muy bajo: Falta de ideas, poco intercambio de opiniones.
❌ Muy alto: Respuestas impulsivas, discusiones frecuentes, bloqueos.
🔎 3. Capacidad de recuperación después de momentos de alta carga:
✔️ Óptimo: Se gestionan bien los picos de trabajo sin arrastrar fatiga continua.
❌ Muy bajo: No hay retos, se estancan.
❌ Muy alto: Agotamiento crónico, síndrome del «siempre apagando incendios».
💡 Como líder, tu rol no es «subir la presión» sin más, sino encontrar ese equilibrio donde el equipo rinde al máximo sin caer en la fatiga o la apatía.
¿Dónde crees que está tu equipo en esta curva?
Fuente imagen: «Psicología de la Emoción» (Enrique G. Fernández-Abascal). Editorial Ramón Areces. UNED.