¿Te has parado a pensar cuántas veces al día tu atención «se va de vacaciones» sin pedir permiso?
Un WhatsApp, un mail que pita, una notificación que aparece como quien no quiere la cosa… y tú, en vez de estar en lo que estás, ya estás en otro sitio.
Bienvenido al club de los “atenciodispersos”, si se me permite la palabra 😋.
Cada vez tengo más claro que el problema de la atención no es algo baladí, sino la clave de nuestra salud, bienestar y rendimiento en el trabajo (y en la vida personal).
Podemos decir que la atención es como la electricidad porque donde pones tu atención pones tu energía.
Y si se corta, todo se apaga.
Y no hablo solo de productividad, también de salud, de seguridad y bienestar en el trabajo.
Cuando la atención falla, los riesgos se disparan (aquí va la parte seria).
Porque no lo digo yo, lo dice la ciencia:
Sobrecarga mental y accidentes
Un estudio del IZA Institute of Labor Economics (2021) demuestra que la sobrecarga mental multiplica las distracciones y, con ellas, los errores que pueden acabar en incidentes laborales.
La carga cognitiva reduce los recursos disponibles de atención y razonamiento.
No es el número de horas en tareas extra, sino la diversidad de tareas simultáneas lo que dispara la carga cognitiva y los accidentes.
Y el efecto se da tanto en hombres como en mujeres.
Fatiga cognitiva en el sector de la construcción
Investigadores en seguridad laboral observaron que, cuando la mente está fatigada, la atención colapsa en tres fases (Yue et. al, 2024).
Primero ponemos esfuerzo, luego vamos más lentos, y al final priorizamos rapidez sobre precisión.
¿El resultado? Riesgo elevado de accidente.
Fallos cognitivos y comportamientos inseguros
Un estudio de Allahyari et al. (2014) muestra que trabajadores con un alto nivel de fallos cognitivos tienen 5 veces más probabilidad de involucrarse en lesiones menores.
Otro estudio en operadores de maquinaria pesada revela que los fallos cognitivos predicen accidentes en ambientes industriales.
También, estudios recientes subrayan que factores psicosociales (estrés, apoyo laboral, justicia, conflicto trabajo-familia) modulan esos fallos cognitivos y su relación con los accidentes.
Multitarea digital = memoria y control bajo mínimos
Investigadores de Stanford concluyen que quienes consumen múltiples medios a la vez tardan más en las tareas, cometen más errores y recuerdan peor la información relevante (Ophir & Nass, 2009).
En otras palabras, cuando nuestra atención se dispersa, somos como un coche sin frenos en cuesta abajo.
La atención es la puerta de entrada a la consciencia
La atención no es solo “estar atento”. Es la puerta de entrada a la consciencia.
Eso quiere decir que, sin ella, funcionamos en piloto automático. O sea, que no nos enteramos de lo que está ocurriendo aquí y ahora. Y mucho menos de los detalles y sutilezas que puedan producirse.
En automático disponemos de hábitos, prejuicios, etiquetas, creencias… y todo ello filtra la realidad.
Estos filtros nos hacen reaccionar como autómatas (para bien y para mal), porque nuestro cerebro necesita ahorrar energía.
Sin embargo, cuando logramos ser dueños de nuestra atención, podemos llegar a darnos cuenta de esos filtros mentales y decidir cómo responder a lo que esté aconteciendo, en lugar de reaccionar en piloto automático.
Y esta capacidad de responder conscientemente es lo que llamamos «libre albedrío» (es pequeño, pero está).
Lo demás, aunque parezca libre albedrío, no es más que un conjunto de automatismos que te hacen pensar, sentir y actuar (actitud) de forma reactiva como si fueras un bot haciendo tareas repetitivas una y otra vez.
¿Y cómo se entrena esto de la atención consciente?
Pues yo creo que no necesitas un retiro en el Tíbet ni encender incienso en la oficina, aunque si quieres hacerlo estás en tu derecho, claro está 😉.
Sin embargo, basta con pequeños gestos diarios como por ejemplo…
✅ Pausas activas de 5-10 minutos para resetear la mente. Algunos estudios muestran que hasta 10 minutos de movimiento bastan para refrescar la atención (Fischetti et al., 2024).
✅ Microdosis de mindfulness. Parar, respirar y volver al presente (a mí me gusta decirme con un poco de humor, cuando me saturo, «SOOOOOO», Solo OOOOOObssssserva, incluidos tus pensamientos).
✅ Revisar tus “filtros mentales”, cómo interpretas lo que pasa y qué sesgos están en juego.
Porque la clave no está en tener más horas al día… sino más atención consciente en lo que hacemos.
Sinceramente, estoy convencido de que la atención es nuestro mayor activo corporativo.
Bien gestionada multiplica la salud, la productividad y la seguridad.
Mal gestionada abre la puerta al estrés, al bajo rendimiento… y a ese clásico “¡ups, qué fallo, cómo he caído en esto!” que todos preferimos evitar.
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¿Y tú, has observado las consecuencias de la atención en tu trabajo?
📚 Bibliografía
- Allahyari, T., Rangi, N. H., Khalkhali, H., & Khosravi, Y. (2014). Occupational cognitive failures and safety performance in the workplace. International journal of occupational safety and ergonomics, 20(1), 175-180.
- Bonsang, E., & Caroli, E. (2021). Cognitive load and occupational injuries. Industrial Relations: A Journal of Economy and Society, 60(2), 219-242.
- Ophir, E., Nass, C., & Wagner, A. D. (2009). Cognitive control in media multitaskers. Proceedings of the National Academy of Sciences, 106(37), 15583-15587.
- Fischetti, F., Pepe, I., Greco, G., Ranieri, M., Poli, L., Cataldi, S., & Vimercati, L. (2024). Ten-Minute Physical Activity Breaks Improve Attention and Executive Functions in Healthcare Workers. Journal of Functional Morphology and Kinesiology, 9(2), 102. https://doi.org/10.3390/jfmk9020102.
- Yue, H., Ye, G., Liu, Q., Yang, X., Xiang, Q., & Luo, Y. (2024). Impact of cognitive fatigue on attention and the implications for construction safety: A neuroscientific perspective. Journal of Construction Engineering and Management, 150(8), 04024102.