¡HORROR, UN BUSINESS PLAN SIN GESTIÓN EMOCIONAL!

horror-business-planHace unos meses, el gran especialista en estrategia, startups y modelos de negocio, Javier Megías, de elevado prestigio en nuestro país, recogía en su artículo «Muerte por agotamiento, una mala idea»  la parte emocional del emprendedor, o como él escribe: «la vertiente humana». Porque todavía en el mundo laboral, por desgracia, «suena raro» hablar de emociones (así nos va, claro).

En su artículo explica a la perfección las consecuencias, paradójicamente, de no racionalizar el trabajo y dedicar al mismo, horas y horas hasta caer extenuados.

Y digo «paradójicamente» porque quien no cree en la importancia clave que tienen las emociones en cualquier ámbito de la vida, incluido el trabajo, no se da cuenta que son precisamente las emociones las que, por no gestionarlas adecuadamente, terminan provocando desplomes en la productividad y rentabilidad del trabajo fruto de malas decisiones (derivadas de nuestra irritación, mal humor, dolores músculo-esqueléticos, problemas cardiovascualres, contracturas, etc., en un bucle sin fin que se retroalimenta).

Y no digo que trabajar muchas horas sea nocivo, pero si no cuidamos la fina línea que separa el «engagement» del «workaholism«, terminaremos sufriendo las consecuencias.

Algunos síntomas que informan claramente de ese exceso de trabajo, tal como explica Javier Megías, son:

  1. Pérdida de ganas e ilusión por tu proyecto (aunque no se lo digas a nadie)
  2. Los problemas parecen más grandes
  3. Sentirse agotado nada más despertar
  4. Baja creatividad
  5. Remolonear con las tareas pesadas aunque sean importantes
  6. Falta de atención, nos distraemos fácilmente
  7. Peor humor, resintiéndose las relaciones personales

Y, sabiamente, nos dice Javier Megías: «Así que por favor no vuelvas a jactarte de estar trabajando domingos y vacaciones continuadamente, de “sostener el país” mientras la gente descansa, de la cantidad de horas que trabajas o lo duro de tu esfuerzo… porque igual lo que deberías hacer es irte de vacaciones«. Y yo añadiría, «en algunas ocasiones, si no desapareces unos días te terminarás cargando el proyecto, el equipo, o peor, la empresa entera».

Por último, Javier Megías, nos da una serie de recomendaciones que él mismo ha incorporado y le funcionan. Nos habla de racionalizar horarios, hacer deporte, darse tiempo para uno mismo, para los amigos y la familia, tiempo para leer y aprender. Y la ciencia respalda estas conductas que se han demostrado empíricamente válidas para influir positivamente en nuestro equilibrio emocional y mental.

Ahora nos llevamos esto a una empresa en la que tenemos equipos contratados en plantilla en su gran mayoría, y aunque vivan como propio el proyecto de la empresa y estén muy comprometidos, nunca van a vivir igual el proyecto que cuando es realmente propio, cuando te juegas tu dinero, tus propiedades (o las de los demás, si te han avalado).

De forma que su «zigzag emocional» en el trabajo va a ser vivido de forma muy diferente al del empresario o directivo. Y es aquí dónde juega un papel crítico, más si cabe, la gestión del sistema emocional humano.

contagiar-emocionesEl líder o directivo tiene que saberlo y ser plenamente consciente de esto. No puede contagiar sus preocupaciones y ansiedades, o presentimientos y euforias «en bruto» al resto de personas, o terminará echando a perder el equipo, la confianza, la comprensión, el compromiso, y en definitiva, los resultados. Tiene que «refinar» esas emociones pasándolas por el tamiz de la razón y la expresión asertiva.

Las organizaciones que quieren ser saludables (aunque sólo sea por negocio) deben incluir, lo antes posible, una estrategia emocional en su business plan, al igual que cualquier otra estrategia corporativa.

Y es que la ausencia de esta estrategia emocional puede llegar a adquirir unas dimensiones verdaderamente «trágicas» para el futuro de la empresa.

Y no hablo del peligro de contratar personas psicóticas ni nada por el estilo. No, no, ni mucho menos. Hablo de trabajar con personas normales como nosotros, con talento, pero que con el paso del tiempo (porque estaremos de acuerdo en que una empresa saludable es un proyecto a largo plazo) terminan «deshinchándose», tal como nos ocurre a nosotros y nos cuenta tan magistralmente, Javier Megías..

¿Por qué ocurre esto? Porque hemos descuidado el día a día emocional. Un tono incoherente por aquí, una pequeña injusticia por allá, una falta de feedback habitual o de flexibilidad bidireccional, esfuerzos crónicos de trabajo, otra falta de equidad que se «cuela» por allá, y después de acumular meses o años así... empiezan los «comentarios de cafetería o pasillo», los «cuchicheos», los «#nopuedomásyaconesto» y ¡zas! las personas empiezan a desconectar emocionalmente, a sentirse agotadas, a sufrir los domingos por la tarde, a desear que llegue el viernes, en fin, a trabajar ya única y exclusivamente por dinero.

Y créeme, amigo/a  empresario/a, directivo/a o emprendedor/a. Lo peor que te puede suceder es llegar a tener un equipo talentoso, altamente cualificado, trabajando exclusivamente por dinero, o peor aún, por poco dinero. A la menor oportunidad se irán a la competencia, te lo puedo asegurar. Y todo, básicamente, por descuidar la gestión emocional.

coste-inversion-emocional¿Es rentable la inversión en gestión emocional?, o más bien, ¿qué coste tiene obviar la gestión emocional en la empresa? Algunos clubs de fútbol tienen claro que el mayor coste es no invertir en cuidar las emociones de sus equipos, y sus familias incluso.

Ah! Por cierto! Javier Megías, en respuesta a un comentario que le hice en su blog, me decía: «… Y creo que voy a empezar a escribir más sobre el tema “emocional” de emprender, algo que cuando lo has pasado no parece tan difícil pero que hace que te sientas muy solo cuando lo sufres…».

Hasta pronto!

Fuente imágenes: sanar.org; hablemosdetodounpoco68.blogspot.com; legaltoday.com

 

6 Comments

  1. Excelente artículo!!Adhiero plenamente y desde hace muchos años trabajo en pos de la recuperación del respeto por la vida y la integridad de las personas.
    Hemos tenido alguna vez, ambientes y trabajadores que vivían una filosofía del sentir por sobre el producir… ese sentir tan noble, y esa entrega genuina otorgaban por sí misma, el resultado de un buen producir (y mucho!)Hoy, observamos con tristeza, cuánto hemos perdido en materia de «HUMANIZACIÓN» de los ambientes laborales…recuerdo a mis abuelos y a mis padres, trabajar no más de lunes a viernes; y de disponer de tiempos SAGRADOS para reunirse en familia y respetar a raja tablas las salidas de vacaciones. En mi humilde entender, las corrientes progresistas y el desarrollo de una cultura «cósica» en la social trabajadora, hicieron del hombre un ser sistemático y programado para la servidumbre disfrazada de falso status y productividad;miles de «gestores» de empresas (e ilustrados asesores)con destacada astucia inteligente, lograron formar trabajadores/as para alcanzar objetivos económicos, colocándoles una hermosa zanahoria invisible capaz de seducir a cualquier burro…
    Pero gracias a Dios, las personas son seres indivisibles, y aunque se esfuercen por separar de su ser, las emocionas más lindas, su esencia y su alma se revelan para manifestarse con fuerza diciendo: LO QUE DIOS UNIÓ NO LO SEPARARA EL HOMBRE…

    1. Muchas gracias por tu comentario, Normi. Real como la vida misma. Un abrazo!

  2. Me recuerda lo que pasa por ser una anécdota, aunque bien pudiera ser una fábula moderna: Se dice que cuando un nuevo jefe se hizo cargo del departamento de I+D de una importante empresa, se sorprendió de que tras el final de la jornada las luces de muchos despachos siguieran encendidas. Se dio una vuelta y vio a muchos de sus ingenieros quedándose a trabajar hasta muy tarde.
    Los citó en su despacho el día siguiente.
    Obviamente, los ingenieros esperaban una felicitación; por el contrario, fueron despedidos.
    La razón que dio el jefe fue: «no quiero en mi equipo a gente que no es capaz de terminar su trabajo en su jornada laboral y que no es capaz de tener una vida fuera del trabajo».
    Lamentablemente nuestro modelo habitual no va por ahí. Por eso la distancia entre ser felicitado y estar emocionalmente quemado puede ser tan peligrosamente corta.
    Un cordial saludo.

  3. José, muchísimas gracias por la perla que nos has dejado en tu comentario.

    Efectivamente, creo que no se trata de trabajar más, sino mejor. Y si hablamos de trabajar más, que no sean horas, sino más inteligentemente.

    Un abrazo!

  4. ¡Fantástico el artículo!No sólo porque está muy bien escrito sino por el contenido, verdades inmensas.

    Quizá lo que más me ha gustado es lo de descuidar el día a día emocional. Es un virus que no se ve y que tiene efectos devastadores, contra el que hay que luchar con auto-exámenes de actitud periódicos.

    1. Muchas gracias por tu comentario, Marta. Así es, si no atendemos la información que nos brinda el sistema emocional, terminamos arruinando el sistema racional y nuestro contexto.
      Saludos!

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Psicólogo Organizacional